La astaxantina es un carotenoide, un pigmento natural similar al beta caroteno en las zanahorias. Este pigmento está recibiendo mucha atención por presentar una capacidad antioxidante extremadamente alta y por sus beneficios para la salud a diferentes niveles (antiinflamatorio, salud ocular, cutánea y cardiovascular, resistencia muscular, etc.).
Es el pigmento que da el color rosado a la carne de salmón, langostas, krill… Sin embargo, estos animales no lo producen por sí mismos, lo obtienen a través de la cadena alimentaria: la astaxantina es creada originalmente por las algas.
La mayor fuente de astaxantina es una microalga llamada Haematococcus pluvialis. Lo produce en mayores cantidades en situaciones estresantes, por ejemplo, cuando detecta mayor salinidad en el agua (indica que su suministro de agua se está secando) y esto lo obliga a protegerse de la radiación ultravioleta. Gracias a los efectos de la astaxantina pueden sobrevivir durante largos períodos en condiciones desfavorables.
La astaxantina es probablemente el antioxidante natural más potente conocido hasta ahora. Tiene un exceso masivo de electrones libres por lo que puede neutralizar los radicales libres mucho más tiempo que otros antioxidantes.
Su capacidad para desactivar especies reactivas de oxígeno (capacidad de eliminación de ROS) ha demostrado ser increíblemente efectiva. Es especialmente potente contra el oxígeno singlete, un tipo particular de oxidación.
Cuando se trata de bloquear el oxígeno singlete, es:
La astaxantina no solo destaca por ser extremadamente efectiva en la neutralización de radicales libres, sino que tiene otras particularidades que la hacen especialmente interesante.
Puede atravesar la barrera hematoencefálica y retiniana, esto tiene una enorme importancia ya que puede ejercer sus efectos antioxidantes sobre el cerebro, el sistema nervioso central y los ojos protegiéndolos de la degeneración macular, las cataratas y la ceguera…
No tiene la capacidad de convertirse en un pro-oxidante en niveles altos como lo hace con otros carotenoides.
La inflamación es una respuesta inmune de defensa o daño tisular para acelerar su recuperación. El problema se produce cuando esta inflamación es excesiva o incontrolada causando daño a las células y contribuyendo a la aparición de numerosas enfermedades.
La astaxantina actúa como un potente antiinflamatorio al bloquear NF-kB, un complejo de proteínas que se encuentra en la mayoría de las células que modula varios genes involucrados en la respuesta inflamatoria. Previene la expresión génica de mediadores inflamatorios como la interleucina-1β, la interleucina-6 y el factor de necrosis tumoral-α 1,2. Sus efectos también provienen de la inhibición de la enzima COX-2 (mecanismo de acción de los antiinflamatorios no esteroideos).
Estos efectos hacen que la astaxantina sea útil en enfermedades como la arteriosclerosis, la artritis, la inflamación gástrica e intestinal, la inflamación cerebral…
La retina tiene un ambiente con mucha luz y oxígeno por lo que es necesario tener una gran capacidad de absorción de radicales libres. Por lo tanto, el ojo acumula carotenoides como la zeaxantina y la luteína en esta zona, evitando así un fuerte daño oxidativo. Un bajo nivel de estos carotenoides predispone a diversos problemas oftalmológicos.
La estructura de la astaxantina es muy similar a la de la zeaxantina y la luteína, también puede atravesar la barrera sanguínea retiniana promoviendo sus efectos antioxidantes (mucho mayores) y antiinflamatorios en el ojo.
Beneficios de la astaxantina observados en la salud ocular:
El daño oxidativo en proteínas, ADN y lípidos facilita la carcinogénesis y la mutagénesis. Los antioxidantes carotenoides han atraído mucha atención ya que se ha encontrado una correlación entre los bajos niveles de estos compuestos en la sangre y la prevalencia del cáncer.
Los efectos antitumorales de la astaxantina actúan de diversas maneras y son muy superiores a los de otros carotenoides reconocidos como el beta caroteno. Un número creciente de estudios muestran sus efectos prometedores en la terapia clínica del cáncer.
La astaxantina produce beneficios en la piel por múltiples formas entre las que destacan: La astaxantina protege a las algas de la oxidación causada por el sol gracias a sus potentes efectos sobre la neutralización de las especies reactivas de oxígeno. En nuestra piel, la astaxantina se acumula proporcionando estos mismos efectos haciéndola así más resistente a las quemaduras solares.
El proceso de esteatosis hepática (hígado graso) está altamente influenciado por el estrés oxidativo. Por lo tanto, los antioxidantes están ganando atención en la prevención de esta enfermedad. Se ha demostrado que la astaxantina es más efectiva para reducir la acumulación de esta grasa que otros antioxidantes como la N-acetilcisteína y la vitamina C. También es más eficaz en la reducción de la inflamación, la lipotoxicidad y la muerte celular.
Las mitocondrias son los orgánulos responsables de suministrar energía a las células, son como pequeñas centrales eléctricas.
El estrés oxidativo contribuye a dañarlos y una mitocondria dañada es ineficiente en su tarea y a su vez genera más radicales libres. Este daño mitocondrial está estrechamente relacionado con el envejecimiento.
La astaxantina es muy eficaz para ayudar a mantener la integridad mitocondrial.
Se estima que la astaxantina es aproximadamente 1000 veces más efectiva que la vitamina E contra la peroxidación lipídica en las mitocondrias (degradación en su membrana por radicales libres).
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