La ansiedad es un cierto miedo a lo desconocido que puede acercarse del estado de angustia, intranquilidad, inquietud o preocupación. Se manifiesta por ciertos síntomas: dolores de cabeza, calores, rampas, palpitaciones nerviosas, grandes transpiraciones, tensiones, aumento del caudal de la voz, llantos e incluso insomnios.
Si tengo ansiedad, puedo vivir el “estremecimiento de la angustia”: este estremecimiento procede del frío y me recuerda que tengo miedo. Es una enfermedad que me aprieta la garganta, que me hacer perder el dominio de mí-mismo y el control de los acontecimientos de mi vida, impidiéndome usar el sentido común y el discernimiento.
También puedo sentir o bien un desequilibrio, o bien una desconexión entre el mundo físico en el cual puedo tener cierto control y mis percepciones con relación al mundo inmaterial para las cuales no siempre tengo explicaciones o comprensión racional.
Ya no tengo el control: ¡el “cielo me puede caer encima” en cualquier momento! Puedo estar ansioso en cualquier situación: estoy volviéndome lo sobre lo cual llevo mi atención. Si mi atención está constantemente centrada en el miedo de esto o de lo otro, es cierto que viviré ansiedad que puede estar relacionada, de cerca o de lejos, con lo que se acerca al miedo a la muerte o a lo que podría recordármela. La muerte, las cosas que ignoro o que no veo, pero que pueden existir, hacen subir en mí este miedo.
Entonces, incluso si temo lo desconocido y si niego inconscientemente la vida y su proceso, coloco ahora mi atención sobre esto: tengo fe en que me está sucediendo lo mejor, para mí, en el instante presente y en el porvenir. Los síntomas desaparecerán, así como el miedo a morir.
El miedo es un temor o aprensión que siento frente a un peligro real o imaginario. Cuando tengo miedo, mi corazón late en desorden, me vuelvo tenso. El miedo toma lugar en mi interior cuando me siento inquieta, poco seguro de mí, desanimado, que estoy muy emotivo, etc.
El objeto de mi miedo puede ser el miedo al fracaso, abandono, rechazo, el miedo de estar herido, etc.; se vuelve tan real a mis ojos, que todo mi cuerpo reacciona a éste y en particular los riñones. Mi miedo sólo aumenta las probabilidades de que suceda todo lo que temo.
El miedo a la enfermedad misma puede ser un factor determinante para la aparición de ésta. Es importante que tome consciencia aquí que son mis miedos los que controlan mi vida y no la gente o las situaciones.
Entre los seis miedos fundamentales, hay: (1) el miedo a morir, (2) el miedo a la enfermedad (3) el miedo a la pobreza, (4) el miedo a perder el amor de un ser querido, (5) el miedo a la vejez, (6) el miedo a la crítica.
Decido pues ahora sustituir el miedo por la confianza.
Pido estar siempre guiado y protegido en las acciones que debo tomar o en las palabras que debo decir, para el bienestar de todos.
Energía deficiente en la vesícula biliar – en el hígado
Exceso de calor o fuego en el corazón
Falta de armonía entre el bazo y el estómago
Flemas de frío en los pulmones
Sangre deficiente en el corazón
Vacío de sangre en el hígado – de Yin en el hígado – Yin en los riñones – simultáneos del bazo y del corazón
Ver la causa que te corresponde
Tecnología cuántica – Formación – Equilibrio de los chakras – Chakras – Nutrición bioenergética – Nutrición celular – Afinación y sincronización de los campos – Equilibrio energético – Puntos energéticos